miércoles, 4 de agosto de 2010

PSICOLOGÍA DE LA HUELGA GENERAL DEL 29-S


Es curioso, aunque no soprendente, el debate que se ha iniciado en la Izquierda sobre si la huelga general convocada por UGT y CC.OO. es oportuna o no. Y digo en la Izquierda porque el debate que ha suscitado en la España conservadora debe ser objeto de otro análisis, aunque los dos estarían íntimamente ligados.

Cada persona individual, cada trabajador, puede pensar una cosa u otra, si es oportuna o no, pero buceemos en los motivos, en el caso que quiero analizar, por los que un trabajador que está de acuerdo con que existen motivos más que sobrados para hacerla, y que tiene pocas dudas sobre la oportunidad de la fecha, predica precísamente lo contrario. Estos son legión.

Está claro que no es fácil ponerse en la tesitura de secundar la convocatoria de huelga, teniendo en cuenta la infinidad de prejuicios y falta de conocimiento que los trabajadores tienen sobre el ejercicio de éste derecho fundamental. ¿Me pueden despedir después de hacer huelga? ¿Tengo que comunicar al empresario que voy a hacer huelga? ¿Tengo que responder al empresario si me pregunta si voy a hacer huelga? ¿Qué pasa si solo hago yo huelga? ¿Qué hago ese día si hago huelga? ¿Cual es el salario que me van a descontar por el día de huelga? ¿Qué dirá mi pareja se hago huelga o si no la hago? ¿Me va a poner en evidencia entre mi familia y amistades decir si voy a hacer o no huelga? ¿Hacen huelga también los sindicalistas y, si la hacen, les descontarán el salario de ese día? ¿Puedo pedirme vacaciones o día de asuntos propios ese día? ¿Pueden coger horas sindicales los representantes de los trabajadores ese día? ¿Deben existir en la empresa en la que trabajo servicios mínimos? Todas estas y muchas más son las frecuentes preguntas de los trabajadores cuando se van ante tamaña tesitura, y muchas de ellas circulan por muchos foros.

¿Es por ésto por lo que un trabajador individual decide decir si la huelga es oportuna o no?Para alguien que sistemáticamente no participa en movilización alguna y se muestra indiferente antes las adversidades de la colectividad, aunque en su fuero interno sepa, aunque niegue, que también él está afectado, la valoración que hace de la convocatoria de huelga en ésta fecha es negativa, pero en el fondo no lo hace porque esté en desacuerdo con los motivos de la huelga ni por la fecha elegida, simplemente busca una excusa dialéctica con su interlocutor y marca el terreno, y además de forma vehemente y preferentemente atacando a los convocantes. En esencia, se da cuenta de la deriva que están llevando las grandes conquistas sociales en España, y se da cuenta de que no es una deriva local, que todos los países desarrollados transitan por ese camino. Este trabajador individual, dominado por el miedo y el egoísmo, tiene un fuerte debate moral, y como nadie está exento de ser dominado, en menor o mayor grado, por estas servidumbres, debemos entenderlo y comprenderlo. Claro, pero éste trabajador que está dominado por el miedo y el egoísmo, y que los exterioriza como válvula de escapa y método de autojustificación, es muy peligroso para los intereses de la huelga. Este trabajador busca insistentemente el tema de conversación ya que tienen que justificarse con cuantas más personas mejor, y proyecta sus inseguridades y miedos atacando a lo que tiene más cerca, y a los que no puede alcanzar. Los que tiene más cerca quizá sean los representantes de los trabajadores, o un vecino que sabe que es de un sindicato, sea de los convocantes o no. Este trabajador, aún en su fuero interno compartiendo los motivos de la huelga e incluso la fecha elegida, predica contra los sindicatos, verbaliza que la huelga debería haber sido convocada hace más de un año y comenta que él no pierde un día de salario por una huelga convocada por una pandilla de parásitos sociales. Y extiende la mancha.

Este modelo psicológico de trabajador es el que puede estar haciendo más daño a los inetereses que enmarcan la huelga, y parece que debería ser un foco de trabajo constante, desde el respeto y la comprensión de la condición humana, de cualquier trabajador que haya vencido miedos y prejucios. Los convocantes no deberían darse vacaciones en esa misión trascendental si quieren asegurar parte del éxito de la huelga.






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