jueves, 4 de noviembre de 2010

LA DOBLE LÍNEA EDITORIAL DEL DIARIO EL PAIS Y EL SUBDESARROLLO SOCIAL DE ESPAÑA


Peligroso y estudiado "juego" es el que se lleva entre manos el mayor medio de persuasión, dentro de la prensa escrita, de nuestro país. El diario El País, denostado y vilipendiado por la clase dominantedurante décadas, encierra sin embargo la esencia del neoliberalismo que domina el planeta. El País, en buena parte, ha sido el responsable de que los estratos sociales de votantes del PSOE menos comprometidos con la igualdad de oportunidades y la justicia social hayan cambiado en el pasado su sentido del voto o se hayan abstenido, entergando así el poder político del Estado al Partido Popular. Y es que existe un discurso que contiene unos dogmas que también se encarga este diario de proyectarlos a sus lectores, parte de la progresía social más acomodada, que cala profundamente.

El escaso crecimiento económico y el elevado desempleo en gran número de países de la UE se atribuye con frecuencia en la mayoría de medios de información de España a sus supuestamente excesivos Estados del bienestar, al lastre del sector público y a la rigidez de sus mercados de trabajo. Se contrasta, una vez más, el dinamismo de la economía estadounidense hasta 2008 con la consabida "euroesclerosis" de la UE, atribuyendo el éxito de EE.UU. (alto crecimiento económico y bajo desempleo hasta 2008) a su mayor austeridad social (con un gasto social como procentaje de su PIB muy reducido) y a su gran desregulación del mercado de trabajo y de las legislación laboral. Las medidas que Alemania y Francia tomaron en la primera mitad de la presente década, y que continúan tomando en la actualidad según ellos sus gobiernos con más motivos, consistieron en disminuír las prestaciones sociales y en flexibilizar las leyes laborales. Estas medidas, ya entonces, fureon consideradas como buenas para acelerar el consumo, el crecimiento económico y disminuir el desempleo.

En ésta línea, el diario El País publicado el 4 de junio de 2003 aplaudía estas medidas de austeridad social propuestas por el gobierno alemán, que incluía "la reducción del déficit público, el recorte de prestaciones sanitarias y de desempleo, el abaratamiento del coste del despido, elevar la edad de jubilación y revisar el sistema público de pensiones", y las juzgaba necesarias para disminuir el paro, al aligerar un Estado escesivamente cargado de "subdidios públicos de todo tipo". Ésta línea editorial apareció también en varios otros artículos de El País, que daban por agotado el modelo de Estado del Bienestar. En uno de ellos, significativamente titulado "El agotamiento de la socialdemocracia" (El País, 8 de junio de 2003), se subrayaba, de nuevo, tal agotamiento del Estado del Bienestar, ligado al de la socialdemocracia, argumentando que incluso "en Suecia la socialdemocracia, y con ella el Estado del Bienestar, está colapsada", y concluyendo que "el modelo socialdemócrata se desploma en Suecia como en el resto de Europa en el momento que no se logra mantener el pleno empleo, con lo que no le queda otro remedio que renunciar al Estado del Bienestar". Es necesario señalar, sin duda y para explicar que significa lo que defendía en 2003 el diario (lo sigue haciendo en la actualidad), que renunciar al Estado del Bienestar significaría aceptar que el Estado abandonara su responsabilidad de intervenir con el fin de mejorar el bienestar social de la población, dejando de proveer escuelas, servicios sanitarios y servicios de atención a la familia, servicios domiciliarios a personas con discapacidades y personas mayores, viviendas de protección oficial, viviendas asistidas y residencias de ancianos, formación profesional y universitaria pública que ayuden a los jóvenes a insertarse en el mundo del trabajo, pensiones de vejez, viudedad e incapacidad, prestaciones de desempleo, ayudas económicas a personas y familias en riesgo de exclusión social y un largo etcétera. La capacidad de intervención del Estado, que entronca con las tesis del Capitalismo y las defendidas por las clases dominantes, también se proyecta en las medidas de estímulo de la economia de mercado, inyecciones de liquidez, rescate de empresas en riesgo financiero, fondos de reestructuración financiera, estímulos a la pequeña y mediana empresa, concesión de créditos a bajo tipo de interés y otros.

Toda ésta línea editorial del diario El País se ha sostenido en el tiempo. Así, este diario ve con buenos ojos el deterioro del mercado de trabajo que ha provocado la reforma laboral del Gobierno en 2010, avala las tesis más conservadoras con respecto a la reforma del sistma de pensiones y califica el sistema de negociación colectiva en España como tocable. Lo que no se encarga este diario es de hablar sobre el subdesarrollo social de España. No da datos como que el porcentaje de la población adulta que trabaja en los servicios del Estado del Bienestar (sanidad, educación y servicios de ayuda a las familias) es del 6 %. Este porcentaje es del 11 % de promedio en la UE-15 (la de los países más desarrollados) y del 17 % en Suecia, un país en el que, según el diario, el Estado del Bienestar retrocede salvajemente. El retraso español, del que no habla El País, aperece de nuevo cuando utilizamos como indicador del desarrollo del Estado del Bienestar el gasto público en protección social (que incluye las "insostenibles y carísimas" pensiones y otras transferencias públicas sociales además de la eduación, la sanidad y la ayuda a las familias) como porcentaje del PIB. En el último año en el que se tienen cifras comparables con el resto de la UE-15, el gasto público en protección social en España fue sólo el 19,7 % del PIB, comparada con el 26,9 % del promedio de la UE-15 y con el 31,3 % de Suecia, un país en el que según el diario el Estado del Bienestar está en franco retroceso. España fue en 2002 el país con el gasto público en protección social (como porcentaje del PIB) más bajo de toda la UE, después de Irlanda. Este déficit social (si el promedio de la UE-15 es de 100, para España es de 73,2 %) resulta aún más dramático cuando se analiza el gasto en protección social por habitante, 4.089 unidades de poder de compra (upc, es decir, euros modificados para poder comparar el valor adquisitivo de la moneda en varios países) comparado con el promedio en la UE, de 6.472 upc.

Las políticas presupestarias de las últimas dos décadas y la escasa equidad fiscal (sobre todo desarrollada desde 2002) han primado la reducción del déficit presupuestario de España a costa del aumento del déficit social. La escasa visibilidad mediática, no es por casualidad, de semejantes hechos, sorprende aún más en el diario El País, junto con el hecho de que no haya un clamor popular de protesta ante las deficiencias del Estado del Bienestar, se debe a la polarización de la sociedad, dividida en una clara estructura de clases. En España se perpetúa la dicotomía entre servicios públicos y servicios privados (los que maneja el Capital) que caracteriza las diferentes áreas del Estado del Bienstar español. Así, tanto el sistema educativo como el sistema sanitario repoducen la polarización social que no beneficia a ninguna clase social, aún cuando el 30-35 % de la población con rentas superiores crea erróneamente que tiene sus necesidades satisfechas.

Lo que se silencia en todos los medios de comunicación en España es lo que otorga a nuestro país una muy baja calidad democrática. Lo que se silencia y lo que se defiende por el diario El País, perteneciente a un gran grupo de comunicación con intereses únicamente económicos, es lo que hace, junto con algún otro factor como la Televisión Digital Terrestre, que la socialdemocracia no gobierne siempre en España. Los ávidos lectores del diario El País, los trabajadores más prósperos y más formados y los pequeños empresarios idealistas, quedan todos los días imbuídos por sensaciones contradictorias pero todas dirigidas, y su sentido del voto se tambalea. El partido político que representa a las clases dominates y a la ultraderecha española debería estar, realmente lo está aunque no lo diga, entusiasmado con el efecto que provoca en esa parte del electorado español el diario El País y en general todo el grupo PRISA, que en definitiva piensa que sus intereses económicos estarán en mejores manos con un gobierno de corte conservador.

sábado, 28 de agosto de 2010

LA EDUCACIÓN PÚBLICA INFRADOTADA



Si una de las misiones del Estado Social es la de velar por ofrecer a los ciudadanos una verdadera y real igualdad de oportunidades, ofereciéndoles los instrumentos y conocimientos para que puedan desarrollarse como personas y dentro de un entorno competitivo, parece lógico hacerse la siguiente pregunta: ¿ofrece la educación española tal igualdad de oportunidades? Una condición para que se de esta igualdad de oportunidades es que todo español pueda acceder al máximo de educación posible, sin más limitaciones que las de su propia capacidad inetelectual.


Lo más llamativo, analizando datos objetivos, es que en España se destinan pocos recursos públicos a educación. El gasto público promedio (como porcentaje del PIB) es de 5, 64 % en la UE, en España es solo el 4,96 %, según datos de la OCDE. Este bajo gasto es causa de la polarización de la educación en España, dónde los jóvenes proocedentes de familias con rentas altas van a las escuelas privadas, mientras que los procedentes de familias de las clases populares van a las escuelas públicas. Tanto la pobreza de recursos de la enseñanza pública como la polarización de la enseñanza en España tiene mucho que ver con el dominio histórico (durante la dictadura de Franco y se prolonga a nuestros días) que las fuerzas conservadoras (incluída por supuesto la jerarquía católica), han ejercido en la estructuración de la enseñanza en nuestro país. Estas fuerzas conservadoras, con el Capital detrás, siempre han pretendido construír un ejército de ciudadanos incapaces que los hijos de las clases dominantes pudieran domesticar bien, y todo ello se ha hecho y se sigue buscando con la alarmente precariedad de medios y de método de la enseñanza en España. Un dato llamativo, en la década de los noventa del siglo XX, el número de estudiantes de clase obrera en la universidad española representaba el 10,7 % del total. Además, dentro del espacio universitario estos tienden a concentrarse en las carreras de ciclo corto y diplomaturas, mientras los hijos de familias con rentas altas lo hacen en las licenciaturas.


Continúa persistiendo una clara y buscada desigualdad de oportunidades entre los ciudadanos a la hora de acceder a la educación, por lo que falla el Estado Social y, por ende, la propia democracia.


Hoy, continúa teniendo plena vigencia aquella expresión de Bernard Shaw que ironizaba que la cuidadosa y meticulosa selección de los padres por parte de los ciudadanos es la medida más importante para explicar sus oportunidades.

viernes, 27 de agosto de 2010

LA SANIDAD PÚBLICA EN EL DISPARADERO


No hace mucho el Sr. Biel, vicepresidente del Gobierno de Aragón, se descolgaba con unas declaraciones en las que, literalmente y con estas mismas palabras decía: “La sanidad es muy cara”. Interesada declaración en medio de un debate tan artificial como interesado. Interesado porque hay datos que deliberadamente no forman parte del debate político ni mediático, pero que están contrastados y solo hay que buscarlos y publicarlos, claro. El gasto sanitario en España es el 5,8 % de su Producto Interior Bruto (PIB) y es uno de los más bajos de toda la UE, cuya media es el 6,8 %. En España, el 20 % de ese gasto sanitario se dedica a gastos farmacéuticos, uno de los países que más lucra a esa Industria. Si excluimos el gasto farmacéutico del gasto total sanitario se desprende que el gasto de nuestro país en la sanidad es el 4,6 % del PIB, el más bajo de la UE. La calidad científico-técnica de nuestra sanidad pública es de las más altas del mundo desarrollado, y por supuesto más alta que la de la sanidad privada. Hay una falta de recursos grave en nuestra sanidad pública. En España hay dos trabajadores y profesionales sanitarios por cada cien habitantes, uno de los porcentajes más bajos de la Europa occidental. En la UE hay seis de esos empleados públicos por cada cien habitantes. La conclusión es que no hay debate en los términos que plantean algunos. Simplemente con destinar a la sanidad pública lo mismo que la media de los países de la UE, el artificioso, antisocial e interesado debate sobre el copago de la sanidad se extinguirá. Los datos que he dado están sacados de informes de la OMS y de la Comisión Europea, y pueden ser contrastados.

miércoles, 18 de agosto de 2010

CONTRADOCTRINA SOCIAL Y ECONÓMICA

Me permito recomendar en éste blog dos estudios rigurosos que ayudan a entender España desde el punto de vista social y económico, y una entrevista al profesor Vicenç Navarro. Lo que pasa es fruto de lo que ha pasado y conforma una estrategia global tendente a favorecer las rentas del capital. Para ello hay que deteriorar muchas instituciones. Un estudio se llama "Alternativas a la austeridad fiscal en España", de Mark Weisbrot y Juan Montecino - http://hl33.dinaserver.com/hosting/juantorreslopez.com/jtl/images/stories/pdf/informe_cepr.pdf y el otro "Finanzas, trabajo y acomodación social en la España constitucional", de Armando Fernández Steinko - http://www.altereconomia.org/docs/Steinko.pdf.
La entrevista al profesor Navarro se hizo el 23 de julio de 2010, y la podéis encontrar siguiendo el siguiente enlace: http://www.blip.tv/file/3934880. Actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Pompeu y Fabra de Barcelona (España). Es también profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University de Baltimore (EE.UU.). Dirige también el Observatorio Social de España.

PSICOLOGÍA DE LA HUELGA GENERAL DEL 29-S (y II)

El debate que está suscitando en la España conservadora la huelga general del 29 de septiembre de 2010 es apasionante. Cuando me refiero a la España conservadora pienso en la clase empresarial, en los herederos venidos a menos de nobles e hidalgos, en los beneficiarios (y sus herederos) de las prevendas del régimen anterior, en los herederos de los latifundistas, en los actuales rentistas, y en suma a los que pondrían a los referentes de la izquierda en un paredon, si pudieran. No pienso en los miles de trabajadores o pequeños autónomos que votan opciones de derechas.

Esa España se debate entre dos deseos confesables y fuertes a la vez. Desean con todo su ser que la huelga general sea un éxito sin paliativos al tiempo que desean que sea un auténtico fracaso, y por motivos distintos, claro.

Como en 1988 y en 1994, ésta España brama por un cambio en el Gobierno de nuestro país. El suicidio político de Zapatero, que ha cargado contra los que le auparon a la presidencia, extiende la alfombra roja de la Moncloa al próximo ganador del Congreso del Partido Popular. Entonces, el cambio contaba con la inestimable ayuda, como ahora, de la crisis y el desempleo, los focalizados casos de corrupción que afectaban a cargos del PSOE, las Filesas, Malesas, Time Export y alguna otra cosa. Con todo, que duda cabe que el cambio era liderado por un diario de tirada nacional. Parte de la España de la que hablamos, la mayor parte, se debatía entre la oportunidad de que la huelga fuera un instrumento de desgaste definitivo del PSOE de entonces que provocara un vuelco electoral. Por contra, hacer todo lo posible para que la huelga fuera un fracaso podrían mermar esas posibilidades. También el fracaso de la huelga dilapidaría la imagen de los sindicatos convocantes, debilitando la acción sindical en el plano general, local y empresarial, algo muy atractivo para la España de la que hablamos.

Sin duda pudo más el afán de aupar al poder a "los suyos" a la Moncloa y a los gobiernos de las comunidades autónomas, que su deseo de que la huelga general fuera un fracaso y así debilitar el movimiento sindical.

Más del noventa por ciento de las empresas en España emplean a cinco o menos trabajadores, por lo que uno puede hacerse cargo del casi siempre insuperable poder que tiene el empresario, o en quién éste lo delega, con respecto a los trabajadores. Los ve todos los días, les paga, es su jefe y su padre. El amo. De ahí que estos cientos de miles de trabajadores miren al jefe antes de hacer nada, y más antes de secundar una huelga general.

Los empresarios fueron cooperadores necesarios en el éxito de esas huelgas generales. La desproporción entre los trabajadores que realmente hicieron huelga y los descuentos practicados en las cotizaciones de la Seguridad Social arrojaron datos espectaculares. Esto es, no poniendo en cuestión que las cifras de seguimiento fueran inexactas, la explicación reside en que lo que se produjo generalizadamente fueron cierres patronales. Fueron los empresarios los que obligaron a los trabajadores a secundar una huelga, de no haberse producido ese cierre, podrían o no haber hecho. Unos empresarios, con una palmada en la espalda, "invitaban" a sus trabajadores a marcharse a su casa, prometiéndoles el pago del salario de ese día y otros, los más ruines, indicando lo mismo y descontando del salario la parte proporcional a ese día. Para los empresarios, el desgastar la imagen y el prestigio de los sindicatos convocantes por mor de que la huelga fuera un fracaso quedaba para mejor ocasión. Eran otros tiempos, tiempos en los que el diario ABC elegía anualmente al sindicalista del año.

Hoy, la España de la que hablamos puede matar, en sentido figurado, dos pájaros de un tiro. Puede insetar el último clavo en el arca de Zapatero, al tiempo que sus voceros a sueldo pregonan a los cuatro vientos el fracaso de la huelga. Con la imagen de los sindicatos en mínimos históricos, más por el éxito mediático de los mensajes en contra de ellos que por deméritos de éstos, la clase empresarial y en general la España conservadora no tiene que mover un dedo. Más bien harán lo que le apetece, amenazar a los posibles huelguistas jugando con su sustento y el de sus familias. Los de la España de la que hablamos ni necesitan ahora que la huelga general sea un éxito. No necesitan ni eso para que sus esbirros asalten el Palacio de la Moncloa. Con ver el panorama de una Izquierda dándose palos y mirar desde el palco tiene suficiente. Lo demás lo hará el Capitalismo salvaje y un Gobierno que está convencido de que el recorte del gasto público, la reforma de las pensiones, el abaratamiento del despido, la degradación de las instituciones laborales y la degradación de los derechos de los trabajadores son las únicas recetas para relanzar la economía. Lo triste es pensar que la economía se relanzará cuando el Capital quiera, una vez haya utlizado sobre todo a los Gobiernos de la Unión Europea para conseguir sus fines. Un mundo global en el que las rentas del capital sigan abriendo brecha con respecto a las rentas del trabajo, y en el que los servicios públicos y el Estado del Bienestar acaben en manos del Capital, y encima los más débiles tengan que gastar parte de su salario en costeárselos.


miércoles, 4 de agosto de 2010

PSICOLOGÍA DE LA HUELGA GENERAL DEL 29-S


Es curioso, aunque no soprendente, el debate que se ha iniciado en la Izquierda sobre si la huelga general convocada por UGT y CC.OO. es oportuna o no. Y digo en la Izquierda porque el debate que ha suscitado en la España conservadora debe ser objeto de otro análisis, aunque los dos estarían íntimamente ligados.

Cada persona individual, cada trabajador, puede pensar una cosa u otra, si es oportuna o no, pero buceemos en los motivos, en el caso que quiero analizar, por los que un trabajador que está de acuerdo con que existen motivos más que sobrados para hacerla, y que tiene pocas dudas sobre la oportunidad de la fecha, predica precísamente lo contrario. Estos son legión.

Está claro que no es fácil ponerse en la tesitura de secundar la convocatoria de huelga, teniendo en cuenta la infinidad de prejuicios y falta de conocimiento que los trabajadores tienen sobre el ejercicio de éste derecho fundamental. ¿Me pueden despedir después de hacer huelga? ¿Tengo que comunicar al empresario que voy a hacer huelga? ¿Tengo que responder al empresario si me pregunta si voy a hacer huelga? ¿Qué pasa si solo hago yo huelga? ¿Qué hago ese día si hago huelga? ¿Cual es el salario que me van a descontar por el día de huelga? ¿Qué dirá mi pareja se hago huelga o si no la hago? ¿Me va a poner en evidencia entre mi familia y amistades decir si voy a hacer o no huelga? ¿Hacen huelga también los sindicalistas y, si la hacen, les descontarán el salario de ese día? ¿Puedo pedirme vacaciones o día de asuntos propios ese día? ¿Pueden coger horas sindicales los representantes de los trabajadores ese día? ¿Deben existir en la empresa en la que trabajo servicios mínimos? Todas estas y muchas más son las frecuentes preguntas de los trabajadores cuando se van ante tamaña tesitura, y muchas de ellas circulan por muchos foros.

¿Es por ésto por lo que un trabajador individual decide decir si la huelga es oportuna o no?Para alguien que sistemáticamente no participa en movilización alguna y se muestra indiferente antes las adversidades de la colectividad, aunque en su fuero interno sepa, aunque niegue, que también él está afectado, la valoración que hace de la convocatoria de huelga en ésta fecha es negativa, pero en el fondo no lo hace porque esté en desacuerdo con los motivos de la huelga ni por la fecha elegida, simplemente busca una excusa dialéctica con su interlocutor y marca el terreno, y además de forma vehemente y preferentemente atacando a los convocantes. En esencia, se da cuenta de la deriva que están llevando las grandes conquistas sociales en España, y se da cuenta de que no es una deriva local, que todos los países desarrollados transitan por ese camino. Este trabajador individual, dominado por el miedo y el egoísmo, tiene un fuerte debate moral, y como nadie está exento de ser dominado, en menor o mayor grado, por estas servidumbres, debemos entenderlo y comprenderlo. Claro, pero éste trabajador que está dominado por el miedo y el egoísmo, y que los exterioriza como válvula de escapa y método de autojustificación, es muy peligroso para los intereses de la huelga. Este trabajador busca insistentemente el tema de conversación ya que tienen que justificarse con cuantas más personas mejor, y proyecta sus inseguridades y miedos atacando a lo que tiene más cerca, y a los que no puede alcanzar. Los que tiene más cerca quizá sean los representantes de los trabajadores, o un vecino que sabe que es de un sindicato, sea de los convocantes o no. Este trabajador, aún en su fuero interno compartiendo los motivos de la huelga e incluso la fecha elegida, predica contra los sindicatos, verbaliza que la huelga debería haber sido convocada hace más de un año y comenta que él no pierde un día de salario por una huelga convocada por una pandilla de parásitos sociales. Y extiende la mancha.

Este modelo psicológico de trabajador es el que puede estar haciendo más daño a los inetereses que enmarcan la huelga, y parece que debería ser un foco de trabajo constante, desde el respeto y la comprensión de la condición humana, de cualquier trabajador que haya vencido miedos y prejucios. Los convocantes no deberían darse vacaciones en esa misión trascendental si quieren asegurar parte del éxito de la huelga.






martes, 27 de julio de 2010

REFORMA DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN ESPAÑA ¿A QUIÉN LE INTERESA?


Obviamente no quiero decir que no le interese a nadie. La cuestión es, ¿qué tipo de reforma proponen los sindicatos mayoritarios y cual es la que pone encima de la mesa la gran patronal española?

Puede entenderse que los sindicatos buscan acabar con los vacíos existentes en la cobertura de colectivos completos por la negociación colectiva. La actual legislación española es bastante restrictiva y, en la práctica, supone la imposibilidad de millones de trabajadores por cuenta ajena de regise por algo que no sean las leyes de derecho mínimo necesario. No es que tengan que, necesariamente, existir asociaciones empresariales sectoriales (estatales, de comunidad autónoma o provinciales) para que quepa la posibilidad de negociar un convenio colectivo, es que para que pueda suscribirse un acuerdo de eficacia "erga omnes", es decir, de eficacia general, esa o esas asociaciones empresariales deben representar, al menos, el cicuenta por ciento de las empresas del sector y en el ámbito que se trate, que a su vez empleen al cincuanta por ciento de los trabajadores. En muchos caso, el primer presupuesto impide, de hecho, negociar cualquier convenio colectivo de ámbito superior al de la empresa. El segundo presupuesto lo hace, en muchas ocasiones, imposible. Parece obvio para alguien mínimamente puesto en la materia, que las fórmulas de extensión de convenios colectivos, es decir, aplicar por mandato de terceros un convenio colectivo provincial o autonómico en plaza distinta de la que se negoció, es poco afectiva, no solo por las cautelas y presupuestos que deben darse para que tal circunstancia suceda, sino porque en muchas ocasiones, y una vez iniciado sindicalemnte el expediente de extensión, aparecen asociaciones empresariales "durmientes" que se erigen en legítimos representantes de los intereses empresariales del sector concreto. Ello provoca, por definición, que ese tercero que debe fallar sobre la extensión o no, instan a los iniciadores del procedimeinto a negociar con esa asociación empresarial, entendiendo que la vía de la extensión del convenio colectivo no procede por poderse producir una negociación real. Lo cierto es que eso casi nunca se produce, existe deber de negociar pero no de llegar a un acuerdo, por lo que queda cercenada la posibilidad de cubrir un vacío convencional por decisión administrativa y la de firmar un convenio colectivo en condiciones, salvo en los casos en los que le empuje sindical y de los trabajadores lo provoca.

Este desolador panorama, muy útil para la clase empresarial, es el que entiendo que los sindicatos quieren modificar pero, ¿en qué sentido?

Lo que parece que queda meridianamente claro es que la reforma de la negociación colectiva pasa por llevarla más aún al ámbito de cada empresa, dónde el dueño tiene un control más efectivo sobre los trabajadores e incluso sobre la representación legal de éstos. Parece lógico también que busquen incluso poner más trabas al nacimiento de nuevos convenios colectivos sectoriales, en sus tres modalidades territoriales, y que piensen en la oportunidad de cercenar la negociación colectiva que esté vencida. No es ningún descubrimiento que los empresarios buscan la individualización extrema de las relaciones laborales y que, su fin último, sería que no existise ningún marco regulador garantista y colectivo.

La reforma laboral, pendiente de su concrección definitiva, ya ha allanado el camino a los empresarios notablemente, pero los empresarios (el Capital), quieren más. Las relaciones laborales pueden aún llevarse a niveles de principios del siglo XX. De hecho, todo indica a que avanzamos hacia ello. Que duda cabe que la reforma de la negociación colectiva es una pata de una gran importancia, pese al desconocimiento general de ese hecho por la mayoría de los asalariados españoles, y una de esos pilares que faltan, para el Capital, por caer.

viernes, 23 de julio de 2010

SE HAN QUITADO LA CARETA


Por fín. Los grupos parlamentarios PP y CiU han presentado las enmiendas parciales al Real Decreto Ley 10/2010, de 16 de junio, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo. Ya estamos viendo por qué el principal partido de la oposición negaba las bondades de la reforma. Para ellos, como para la CEOE, la reforma laboral se ha quedado corta. Una reforma laboral que no da la puntilla definitiva a las normas laborales de derecho mínimo necesario no sirve. Se trataría, según ellos, de aprovechar la coyuntura económica, la apatía de la Izquierda y el miedo insuperable de la clase trabajadora para incluso atentar contra derechos fundamentales como el derecho de huelga.
Bien sabe el lobbie PP-CEOE que el ejercicio del derecho de huelga no es un problema fundamental, y que cercenarlo ni favorece la creación de empleo ni la actividad económica. ¿Es que alguien puede sostener lo contrario? La huelga, precísamente por asuencia de regulación clara y garantista para los trabajadores (no olvidemos que se regula por un decreto preconstitucional que fue anulado en gran parte por el tribunal que interpreta la Carta Magna), es un instrumento infrautilizado. Las razones son claras. La apatía, la incultura y el miedo insuperable de la clase trabajadora en España, junto con una alarmante falta de empuje en muchas estructuras sindicales y dentro de la representación legal de los trabajadores. La indefinición jurídica, o la interpretación torticera y sesgada de los empresarios y poderes públicos, del concepto "servicio esencial para la comunidad" nos lleva a abusos indecentes. Prácticamente en cualquier huelga que se convoca que afecta directa o indirectamente a un servicio público, aunque no sea esencial para la comunidad, apercen los servicios mínimos, y no lo hacen precísamente para minimizar el impacto que la huelga puede tener en la Sociedad, sino para de facto destruir sus efectos. ¿No es esto extremadamente grave? ¿No es grave que nadie ponga el grito en el cielo hablando de un ataque grave, medido y sistemático contra un derecho fundamental? Se gasta más saliva y más papel en hablar de otros derechos fundamentales (libertad de información, de credo, protección al honor, a la intimidad,...), que a debatir sobre la planificación antidemocrática, y practicada por empresarios y administraciones, de destrucción del derecho fundamental de huelga.
Se trata, en suma, de que ni eso puedan hacer los trabajadores. Que el deber de negociar, no de llegar a un acuerdo, que impera en la negociación colectiva, se lleve hasta sus últimas consecuencias, incluso cuando se plantean cesión de derechos para los trabajadores. Y que, por supuesto, cuando se llega a ese punto, los trabajadores no puedan sino firmar cualquier cosa para obtener, de una parte, el reparto de las migajas del "amo" a cambio de algún derecho consolidado.
El partido de los trabajadores ha hablado.

miércoles, 21 de julio de 2010

LA REFORMA DE LAS CAJAS DE AHORRO


Otra vez. De nuevo el Capitalismo sale vencedor en otra batalla. El Gobierno de España, con la UE aplaudiendo, abre las cajas de ahorro españolas a los tiburones y a los especuladores, los mismo que nos han sumido en una gran crisis económica, social y de valores.

Ni el Capital ni los gobiernos súbditos podían aguantar más, y no es que hayan buscado como excusa la crisis financiera, el aumento en España de los créditos de difícil cobro, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Es que esto, la destrucción de la naturaleza jurídica de las cajas de ahorro, también estaba orquestado.

Y es que, si no fuera por lo serias que son según que cosas, debería entrar la risa. Para no llamar "acciones" a los títulos de participación en las cajas de ahorro, les llaman "cuotas participativas". También dicen, cínicamente, que no se privatizan las cajas. También dicen que no se compromete la inversión en la obra social. También dicen que el empleo no peligra. También dicen que las condiciones laborales en el sector no se degradarán. También dicen que es bueno que las cajas de ahorro españolas se despoliticen. Dicen y dicen, y mienten y mienten.

Las cajas de ahorro se privatizan, es un hecho que no admite discusión dialéctica. Es más, esa privatización es empujada a través de los impuestos de los ciudadanos, es decir, el Fondo de Reordenación Bancaria (FROB). El empleo peligra. La BBK, como sabemos, se ha hecho con el control (por cierto, maniobra política) de Caja Sur. Pues bien, la cúpula de BBK ya ha dicho que la plantilla de Caja Sur está sobredimensionada. Las condiciones laborales del sector se degradarán y se acabará con uno de los pocos nichos de empleo de calidad que existe en España. El Sistema Institucional de Protección (SIP), un auténtico invento, va a permitir que un buen número de trabajadores de las cajas de ahorro pasen a ser empleados por una empresa (un SIP), que no será una caja de ahorros, por lo que el convenio colectivo aplicable a los trabajadores no será el del sector. Será otro. El de banca, oficinas y despachos. ¿Quien sabe? Desde luego la brecha entre los derechos de los trabajadores presentes y los futuros será brutal. La obra social peligra pues, ¿tiene algún interés la obra social para el Capital? ¿Que necesidad y qué interés tendrán en sostenerla? Las cajas de ahorro se despolitizan, bien es cierto. Pero, ¿por qué se llega a la conclusión de que es positivo? Históricamente las cajas de ahorro han permitido financiar proyectos que, desde el punto de vista económico, no eran rentables para los bancos, pero que tenían un alto interés y valor social. Ahí han entrado las cajas de ahorro, y en ese sentido su politización ha sido positiva.

En fin, enhorabuena a los capitalistas, y de nuevo de luto la izquierda y los trabajadores.

miércoles, 14 de julio de 2010


COMUNICACIÓN

Es la hora. Los sindicatos mayoritarios UGT y CC.OO. han convocado huelga general para el 29 de septiembre de 2010. Para cualquier ciudadano que comparta los valores universales de la Izquierda, sobran los motivos. Lo curioso del asunto es que existe un amplio y preocupante desconocimiento de las masas de trabajadores y autónomos dependientes sobre las razones de la huelga general y la ofensiva ultra-liberal que barre el mundo de polo a polo. Y es que, los ciudadanos de izquierdas, nos damos por informados por unos medios de comunicación que solo responden a los inetereses del Capital. Las tertulias en televisión, en menor grado los informativos, en las que ejércitos de trabajadores embobados fijan sus ojos, sirve bien a sus objetivos, denostar y desprestigiar a los últimos bastiones de la lucha obrera tradicional. También lo hacen columnistas que, con su trabajo, contribuyen diariamente a la destrucción de la profesión de informador. Una profesión en la que, para prosperar, escribir en medios de gran tirada, salir en televisión y hablar en las tertulias radiofónicas, hay que perder la dignidad, o gran parte de ella. Hay cientos de buenos profesionales silenciados, recogiendo faxes y mirando correos electrónicos a los que nunca veremos, ni oiremos, ni firmarán columnas. Muchos de ellos se significan o se han significado como defendores de la causa de los trabajadores y han, muchos sabiéndolo, renunciado a su carrera profesional.

¿Que podemos hacer contra esto? Cierto es que la erótica que despliega el Capital es más fuerte que la que puede imprimir el hecho sindical o la defensa de los valores universales, por lo que los periodistas lo suelen tener claro. Además, sus empleadores, se preocupan muy mucho de amenazar, velada y no veladamente, con el despido, con expedientes de regulación de empleo y con cosas aún peores. Es por ello que, una vez que los periodistas tienen instrumentos para canalizar sus inquietudes más nobles, y generalmente no lo hacen, nos debe preocupar como obtiene el ciudadano de Izquierdas la contrainformación, para lo que es clave el uso de internet. También es necesario, hoy más que nunca, la afiliación de los trabajadores como método para obtener esa contrainformacióin, y que los sindicatos se vuelquen en el uso indiscriminado del correo electrónico, de las redes sociales, las páginas web, los blogs, y que todo ello sea una tarea organizativa de primer orden. Es vital y les va la vida en ello.

miércoles, 23 de junio de 2010



JOSE LUIS NO HA AGUANTADO

El 5 de noviembre de 2009 publiqué un artículo titulado "Aguanta, Jose Luis". Pues bien, en junio de 2010 el Presidente del Gobierno de España ha plegado a su país a los intereses del Capital, reformando el mercado de trabajo y sirviendo en bandeja de plata a los empresarios las cabezas de los trabajadores presentes y futuros.

El calado de ésta reforma es lo de menos, lo demás es la maniobra orquestada del Capital contra la Europa del Estado del Bienestar, contra los servicios públicos, contra las pensiones, contra las prestaciones por desempleo y, en especial, contra los tres únicos gobiernos social-demócratas del continente. En suma, la destrucción de la capacidad de intervención de los Estados en la economía y en el destino de los pueblos. ¿Hay alguien que continúe pensando que las cosas pasan por casualidad?

Ya hace mucho, aunque parece que algunos lo han descubierto ahora, que las democracias mundiales bailan al son que toca el Capitalismo Mundial. Este hecho incontrovertido hace que, en realidad, las democracias son una apariencia en sí mismas. Los gobiernos comprometidos, la justicia politizada y los ciudadanos indefensos. No todos los ciudadanos, claro.

El Capital está atacando con todo lo que tiene, pero no sabemos si es la batalla definitiva o preparan otra para dentro de diez, quince o cincuenta años, la madre de todas. En España, como en el resto del mundo, la izquierda está durmiente, situada en trincheras sin alambradas, sin ametralladoras, sin granadas de mano, sin apoyo aéreo, sin esperanza, sin rumbo. Los líderes ya no existen, las conciencias ya no se aglutinan, la ideología duerme el sueño de los justos. Las palabras Capital, redistribución equitativa de las rentas, sindicato, justicia social, clases, se han demonizado y nosotros, los ciudadanos de izquierda, hemos puesto nuestro gran granito de arena.

¿Cabe en estos momentos un rearme moral de la izquierda y de la clase trabajadora? Sí, pero es necesaria una catársis colectiva, y el miedo tiene que ir en sentido inverso al que pretende el Capital. Debemos tener miedo de verdad a que los sindicatos, última línea de defensa entre el banarerismo y la Europa Social, queden heridos de muerte. Debemos tener miedo de verdad a que los salarios de nuestros hijos sean, a medio plazo y comparativamente hablando, la mitad de los que cobramos ahora. Debemos tener miedo de verdad a que el mercado de trabajo en Europa se convierta como el de Estados Unidos. Debemos tener miedo de verdad a que los gobiernos de Europa vendan los sistemas públicos de pensiones al Capital. Debemos tener miedo de verdad a que desparezcan las prestaciones por desempleo. Debemos tener miedo de verdad a que desparezca la tutela judicial efectiva. Debemos tener miedo de verdad a que desparezcan los convenios colectivos sectoriales. Debemos tener miedo de verdad a que desparezca la ultraactividad de los convenios colectivos cuando expiran. Debemos tener miedo de verdad, en suma, a que la fractura social entre la clases dominantes y los trabajadores se agrande hasta niveles de la Edad Media.

Si algún trabajador sigue pensando que opornerse a ésto no merece la pérdida de un día de salario, o dos, o veinte, tenemos un gravísimo problema. En nuestra mano está invertir esta tendencia pero cambiando de discurso, radicalizándonos y hablando en el lenguaje del ciudadano de a pié. En España, la reforma laboral es la punta de lanza, bueno, antes lo ha sido la bajada de salarios de los empleados públicos junto con el anuncio de la congelación de las pensiones en 2011, pero las amenazas que penden sobre las cabezas de los más débiles, de los asalariados, son de una magnitud que produce vértigo.

Cualquier trabajador que aspire a no pasar por esta vida sin pena ni gloria debe ser, a día de hoy, un activista impenitente contra la reforma laboral, que no es sino parte de una Reforma Global de la Sociedad, en particular de los últimos reductos del Estado Social. Debemos apelar al innato egoísmo de las personas, también de los trabajadores, para convertir todas y cada una de las conciencias a la causa. Que no lo hagan por los suyos, por sus hijos, sino que lo hagan por ellos mismos. Que no sea demasiado tarde para reaccionar.

jueves, 25 de febrero de 2010

DE COMO EL CAPITAL NOS HA GANADO LA BATALLA Y DE COMO PODEMOS INTENTAR CAMBIAR EL ESTADO DE LAS COSAS (I)


Nos la declaró en los principios de la década de los 80, cuando la imagen del capital (de los empresarios) estaba muy depauperada y las multinacionales empezaban a mirar a España como un país atractivo para invertir. En esa época la imagen de la izquierda y de los sindicatos era fuerte y muy digna. En el caso de la UGT, había sobrevivido a 36 años de Dictadura, dentro del país en la clandestinidad, y fuera del mismo. CC.OO., nacida de inicio del movimiento asambleario clandestino y muy diverso, porque estaba muy presente en los centros de trabajo a través de la figura del Enlace Sindical, un modo de colaborar con el lavado de imagen del Régimen de Franco, pero una política sindical inteligente desde el punto de vista pragmático, fundado en que el fin justifica los medios. En la transición la Izquierda jugó un gran papel y su prestigio era alto. Asimismo, la distribución de la Renta se había inclinado algo hacia los trabajadores, con incrementos salariales muy fuertes, con grandes conquistas sociales, se promulgó la Ley Orgánica de Libertad Sindical, existió un gran impulso social y de movilización, y sobre todo mucha ilusión.
El Capital decidió reaccionar, y su estrategia fue rotunda. ¿Cómo lo hizo?
1º.- Intentó suavizar su imagen ante los ciudadanos de Izquierda, sobre todo frente a los que más prejuicios mantenían, y frescos, en contra de la Derecha, la anterior Dictadura, y hacia los hijos de ésta. Se empezó a hablar, se inventó, el Centro, creando un partido político liberal pero moderado (UCD), y buscando un líder con buena presencia, buen comunicador, conciliador y buen negociador.
2º.- Decidió empezar a dilapidar la de la Izquierda, empezando por los sindicatos, con unas estructuras entonces débiles pero ilusionadas y con alto grado de militancia y altruismo. La idea fue cuestionada inicialmente en muchos círculos de poder, incluyendo el poder político, y consistió en minimizar la influencia social de los sindicatos. El modelo de relaciones laborales que había que elegir debía necesariamente que propiciar eso, por lo que se optó, una vez valorados los modelos mundiales, por el modelo de representación unitaria (elecciones sindicales), y por la eficacia general de los convenios colectivos. La elección quedó definida, la desconexión y desafección psicológica de los trabajadores con unos representantes que ostentaban por Ley la tutela de los intereses del colectivo, estuvieran afiliados a un sindicato o no. También la desconexión de la mayoría de los trabajadores con la toma de decisiones derivadas de los procesos de negociación de los convenios colectivos. Una insuficiente, demostrado en la práctica, reacción frente a esto la impulsó la UGT, organización sindical que junto con la CNT defendió en la transición democrática el modelo alemán de relaciones laborales. La Ley Orgánica de Libertad Sindical otorgó carta de naturaleza a la representación sindical basada en la afiliación masiva de los trabajadores y la organización del Sindicato dentro de la empresa. Por contra, el Tribunal Constitucional asestó un duro varapalo a los intereses sindicales declarando inconstitucional el cánon por negociación colectiva.
Pero el Capital, apoyados por el poder político, hizo algo más, fue más allá, tenía que llevar su estrategia de domesticación de las voces de los trabajadores hasta las últimas consecuencias, y convertir la desconexión de estos con sus representados en una realidad. Fue entonces cuando las estructuras de los sindicatos empezaron a crecer, y el Capital apareció como sombra y soporte de las organizaciones sindicales de clase, de forma indirecta en los casos de CC.OO. y UGT, y de forma directa en otras organizaciones de clase, desgastadas, fraccionadas y desnaturalizadas. El Capital también provocó la figura del sindicalismo gremial y corporativo, apelando al egoísmo e insolidaridad intersectoriales, y creó y subvencionó directamente a otros “pseudosindicatos” que denominamos “amarillos”. La estrategia marchaba en la buena dirección. La defensa de los trabajadores fragmentada en extremo, los comités de empresa ingobernables por la pluralidad sindical, el sindicalismo anti-asambleario y doctrinario, los sindicatos corporativos, los sindicatos amarillos y los sindicatos más representativos cada vez con la cabeza más grande y el cuerpo más endeble, eran el caldo de cultivo perfecto para, quirúrgicamente, seguir metiendo “tajos” en las mentes de los trabajadores y en sus derechos.
El Capital, en su estrategia de convertir los sindicatos en instrumentos ineficaces, buscó y encontró los sentimientos más oscuros de los trabajadores, desde luego no hablando de la lucha de clases, sino de la lucha dentro de las clases. El Capital, a través de sus Altavoces, rompió la solidaridad intersectorial primero, destacando las diferencias, sobre todo retributivas, entre trabajadores de distintos sectores, y segundo la solidaridad sectorial entre trabajadores que proporcionaban distinto valor añadido al empresario dependiendo de en qué empresa trabajaran. La ambición humana despertó y relegó a las esencias de la Izquierda, la igualdad, la solidaridad, la justicia social y el reparto equitativo de la riqueza. Obviamente los sindicatos no fueron ajenos a esto porque los formaban esos mismos trabajadores que estaban abandonando, sin saberlo, las posiciones que siempre habían defendido.
La acción del poder político, en buena lógica, también entraba en los planes del Capital, que abrió los ojos ante la oportunidad que les presentaba en bandeja El Cambio, la victoria del Partido Socialista Obrero Español en las elecciones generales de 1982. Los mismos trabajadores, otorgando el voto, iban a dirigir otro cambio, pero un cambio hacia el neoliberalismo, la destrucción del Estado Social, el miedo al desempleo, la resucitación de la imagen del empresario como generador de riqueza y empleo, y la creación del estereotipo de que los sindicatos eran reaccionarios ya que se oponían a esas ideas fuerza y al hecho de que cada persona es libre de elegir y decidir sobre su futuro en un mundo capitalista.
El Capital tendió una mano amiga, pero envenenada, a los trabajadores. Les hizo abrir los ojos a un mundo bien distinto al de la postguerra, un mundo en el que iban a tener mucha capacidad de compra, en el que al parecer sin esfuerzo serían dueños de un coche, de una vivienda, podrían evitar la saturación de la sanidad pública contratando seguros privados de asistencia médica (incorporados incluso a la negociación colectiva), podrían enviar a sus hijos a la educación privada, y un sin fín de elementos atractivos que les harían parecer empresarios y triunfadores. Esa estrategia estaba basada en el enriquecimiento del propio Capital a través de la deuda y el crédito. El sometimiento de los trabajadores a estas servidumbres comenzó a hacerlos menos libres y más dependientes, aumentando geométricamente el miedo a un desempleo que llevaría a la ruina a los trabajadores y a sus familias. Por si fuera poco, el Capital quiso convertir y convirtió, por medio de sus altavoces, a muchos trabajadores a la cultura del dinero fácil y rápido, los enganzhó a los mercados de valores. Los trabajadores estaban digiriendo otra pastilla envenenada, poner en grave riesgo sus ahorros y la estabilidad económica de las familias invirtiendo su dinero en la Bolsa.
El Capital consiguió la colaboración del poder político en un sentido, debía convertir y domesticar a los suyos, debía flexibilizar el mundo del trabajo y convertir poco a poco las leyes laborales en más laxas, tendría que retocar el sistema público de pensiones, introducir el despido libre, apoyar los discursos de la Banca y ayudarla a recuperar prestigio social entre los trabajadores, en suma, hacer de España un país más atractivo para invertir y para deslocalizar empresas de otros países de la Unión Europea.
El crecimiento espectacular de España, con algún bache, desde finales de los ochenta hasta casi 2007 se gestó, sobre todo, en la política de moderación salarial, justificada o no, que permitió que los costes salariales y sociales se contuvieran en extremo, mientras las rentas salariales acortaban distancia con respecto a las del Capital en los países del norte y centro de Europa. Asimismo, los sucesivos gobiernos socialistas estaban invirtiendo a marchas forzadas para modernizar el país, vertebrarlo, dortarlo de modernas infraestructuras de comunicación, en suma, preparándolo para el desembarco de la industria y su asentamiento en otros casos. El “milagro” español, pues, se sustentó en los bajos salarios y en la competencia desleal, o “dumping” industrial y social, frente a otros países de nuestro entorno, todo unido a las ingentes cantidades de dinero que ingresaba el Estado a través de los fondos de cohesión, los estructurales, y lo que se recibía producto de la PAC (Política Agrícola Común), que nos premiaba por dejar morir nuestro sector primario.
Los medios de comunicación, sobre todo los de masas, tenían que jugar un papel esencial para el Capital, pero RTVE tenía el monopolio de la televisión generalista y lógicamente no servía como apropiado altavoz de sus intereses. De nuevo el Gobierno ayudó a que el Capital pudiera llegar con sus mensajes a más gente, aun a riesgo de saber perfectamente, como después se demostró, que electoralmente podía pasarles factura. Había llegado entonces la televisión privada generalista, y en abierto. En la prensa diaria emergió el fenómeno del diario “El Mundo”, gestado como verdadera contraposición conservadora al diario de mayor tirada en España y próximo al poder, “El País”. El objetivo del accionariado de “El Mundo” y de los “lobbies” que lo apoyaban estaba claro, el gobierno de España en manos socialista nunca iba a cubrir del todo las aspiraciones del Capital, así que debía necesariamente de producirse un giro político en el país aprovechando el desgaste de más de dos lustros de sucesivos gobiernos socialistas y los casos de corrupción. Y “El Mundo”, apoyado por las nuevas televisiones privadas, cumplieron con su papel.
No contento con ésto, una vez tomado el poder por sus defensores y mayores adalides en el plano político, el Capital fue más allá, profundizando en la estrategia de concentración de los medios de comunicación, acabando poco a poco con la pluralidad informativa en la prensa diaria y las radios privadas, e intentando controlar y poco a poco desmantelar los servicios públicos de información de masas, RTVE y las televisiones autonómicas, nacidas a principios de los ochenta con virtud de la Ley del Tercer Canal. TVE se convirtió, como televisión con más audiencia, en un instrumento absolutamente sectario y entregado a la causa. Asimismo, el Capital al que servía se encargaba a su vez, en su estrategia de futuro desmantelamiento de la esencia del servicio público, de desprestigiar su papel en la Sociedad española aludiendo a su alto coste y al aburgesamiento de sus profesionales, citados constantemente como una casta privilegiada de trabajadores desafectados de su trabajo y con altos salarios. El medio de comunicación de masas que tenía que velar por la esencia del servicio público de información, fomentando el debate y la confrontación de ideas, educando a las masas y haciéndolas reflexionar, ofreciendo productos audiovisuales interesantes, nada rentables desde el punto de vista mercantilista pero mucho en términos sociales, estaba empezando a doblar la rodilla. La voz y el pensamiento únicos tenían que imponerse y los ciudadanos abandonar poco a poco RTVE y entregar sus ojos y sus oídos a las caras y voces del Capital.
La destrucción del Estado Social, cuyos ejemplos se extendían por el mundo, formó parte también de la estrategia del Capital. En esto, la educación de los hijos de los trabajadores era vital, tanto en la enseñanza primaria, en la secundaria y en la Universidad. El auge de las instituciones privadas de enseñanza, los colegios privados, incluso los concertados, las universidades privadas, servían a un fin, seguir haciendo de la enseñanza y la preparación una cuestión de clases, cargando contra la línea de flotación de la igualdad de oportunidades. Para el Capital las sucesivas reformas de la leyes educativas han buscado, con la connivencia de los sucesivos poderes ejecutivos y legislativos, construir un “ejército” de trabajadores poco formados, incultos, sin capacidad de análisis y comprensión, sin vocabulario, abandonados a sus instintos primarios y a reacciones en esa línea, en suma, sumisos y maleables. Esa será para el Capital otro input de la fuerza del trabajo en España. Solo hay que hacer un pequeño cuestionario de cultura general a un estudiante de enseñanza secundaria para darse cuenta de ello.