jueves, 4 de noviembre de 2010

LA DOBLE LÍNEA EDITORIAL DEL DIARIO EL PAIS Y EL SUBDESARROLLO SOCIAL DE ESPAÑA


Peligroso y estudiado "juego" es el que se lleva entre manos el mayor medio de persuasión, dentro de la prensa escrita, de nuestro país. El diario El País, denostado y vilipendiado por la clase dominantedurante décadas, encierra sin embargo la esencia del neoliberalismo que domina el planeta. El País, en buena parte, ha sido el responsable de que los estratos sociales de votantes del PSOE menos comprometidos con la igualdad de oportunidades y la justicia social hayan cambiado en el pasado su sentido del voto o se hayan abstenido, entergando así el poder político del Estado al Partido Popular. Y es que existe un discurso que contiene unos dogmas que también se encarga este diario de proyectarlos a sus lectores, parte de la progresía social más acomodada, que cala profundamente.

El escaso crecimiento económico y el elevado desempleo en gran número de países de la UE se atribuye con frecuencia en la mayoría de medios de información de España a sus supuestamente excesivos Estados del bienestar, al lastre del sector público y a la rigidez de sus mercados de trabajo. Se contrasta, una vez más, el dinamismo de la economía estadounidense hasta 2008 con la consabida "euroesclerosis" de la UE, atribuyendo el éxito de EE.UU. (alto crecimiento económico y bajo desempleo hasta 2008) a su mayor austeridad social (con un gasto social como procentaje de su PIB muy reducido) y a su gran desregulación del mercado de trabajo y de las legislación laboral. Las medidas que Alemania y Francia tomaron en la primera mitad de la presente década, y que continúan tomando en la actualidad según ellos sus gobiernos con más motivos, consistieron en disminuír las prestaciones sociales y en flexibilizar las leyes laborales. Estas medidas, ya entonces, fureon consideradas como buenas para acelerar el consumo, el crecimiento económico y disminuir el desempleo.

En ésta línea, el diario El País publicado el 4 de junio de 2003 aplaudía estas medidas de austeridad social propuestas por el gobierno alemán, que incluía "la reducción del déficit público, el recorte de prestaciones sanitarias y de desempleo, el abaratamiento del coste del despido, elevar la edad de jubilación y revisar el sistema público de pensiones", y las juzgaba necesarias para disminuir el paro, al aligerar un Estado escesivamente cargado de "subdidios públicos de todo tipo". Ésta línea editorial apareció también en varios otros artículos de El País, que daban por agotado el modelo de Estado del Bienestar. En uno de ellos, significativamente titulado "El agotamiento de la socialdemocracia" (El País, 8 de junio de 2003), se subrayaba, de nuevo, tal agotamiento del Estado del Bienestar, ligado al de la socialdemocracia, argumentando que incluso "en Suecia la socialdemocracia, y con ella el Estado del Bienestar, está colapsada", y concluyendo que "el modelo socialdemócrata se desploma en Suecia como en el resto de Europa en el momento que no se logra mantener el pleno empleo, con lo que no le queda otro remedio que renunciar al Estado del Bienestar". Es necesario señalar, sin duda y para explicar que significa lo que defendía en 2003 el diario (lo sigue haciendo en la actualidad), que renunciar al Estado del Bienestar significaría aceptar que el Estado abandonara su responsabilidad de intervenir con el fin de mejorar el bienestar social de la población, dejando de proveer escuelas, servicios sanitarios y servicios de atención a la familia, servicios domiciliarios a personas con discapacidades y personas mayores, viviendas de protección oficial, viviendas asistidas y residencias de ancianos, formación profesional y universitaria pública que ayuden a los jóvenes a insertarse en el mundo del trabajo, pensiones de vejez, viudedad e incapacidad, prestaciones de desempleo, ayudas económicas a personas y familias en riesgo de exclusión social y un largo etcétera. La capacidad de intervención del Estado, que entronca con las tesis del Capitalismo y las defendidas por las clases dominantes, también se proyecta en las medidas de estímulo de la economia de mercado, inyecciones de liquidez, rescate de empresas en riesgo financiero, fondos de reestructuración financiera, estímulos a la pequeña y mediana empresa, concesión de créditos a bajo tipo de interés y otros.

Toda ésta línea editorial del diario El País se ha sostenido en el tiempo. Así, este diario ve con buenos ojos el deterioro del mercado de trabajo que ha provocado la reforma laboral del Gobierno en 2010, avala las tesis más conservadoras con respecto a la reforma del sistma de pensiones y califica el sistema de negociación colectiva en España como tocable. Lo que no se encarga este diario es de hablar sobre el subdesarrollo social de España. No da datos como que el porcentaje de la población adulta que trabaja en los servicios del Estado del Bienestar (sanidad, educación y servicios de ayuda a las familias) es del 6 %. Este porcentaje es del 11 % de promedio en la UE-15 (la de los países más desarrollados) y del 17 % en Suecia, un país en el que, según el diario, el Estado del Bienestar retrocede salvajemente. El retraso español, del que no habla El País, aperece de nuevo cuando utilizamos como indicador del desarrollo del Estado del Bienestar el gasto público en protección social (que incluye las "insostenibles y carísimas" pensiones y otras transferencias públicas sociales además de la eduación, la sanidad y la ayuda a las familias) como porcentaje del PIB. En el último año en el que se tienen cifras comparables con el resto de la UE-15, el gasto público en protección social en España fue sólo el 19,7 % del PIB, comparada con el 26,9 % del promedio de la UE-15 y con el 31,3 % de Suecia, un país en el que según el diario el Estado del Bienestar está en franco retroceso. España fue en 2002 el país con el gasto público en protección social (como porcentaje del PIB) más bajo de toda la UE, después de Irlanda. Este déficit social (si el promedio de la UE-15 es de 100, para España es de 73,2 %) resulta aún más dramático cuando se analiza el gasto en protección social por habitante, 4.089 unidades de poder de compra (upc, es decir, euros modificados para poder comparar el valor adquisitivo de la moneda en varios países) comparado con el promedio en la UE, de 6.472 upc.

Las políticas presupestarias de las últimas dos décadas y la escasa equidad fiscal (sobre todo desarrollada desde 2002) han primado la reducción del déficit presupuestario de España a costa del aumento del déficit social. La escasa visibilidad mediática, no es por casualidad, de semejantes hechos, sorprende aún más en el diario El País, junto con el hecho de que no haya un clamor popular de protesta ante las deficiencias del Estado del Bienestar, se debe a la polarización de la sociedad, dividida en una clara estructura de clases. En España se perpetúa la dicotomía entre servicios públicos y servicios privados (los que maneja el Capital) que caracteriza las diferentes áreas del Estado del Bienstar español. Así, tanto el sistema educativo como el sistema sanitario repoducen la polarización social que no beneficia a ninguna clase social, aún cuando el 30-35 % de la población con rentas superiores crea erróneamente que tiene sus necesidades satisfechas.

Lo que se silencia en todos los medios de comunicación en España es lo que otorga a nuestro país una muy baja calidad democrática. Lo que se silencia y lo que se defiende por el diario El País, perteneciente a un gran grupo de comunicación con intereses únicamente económicos, es lo que hace, junto con algún otro factor como la Televisión Digital Terrestre, que la socialdemocracia no gobierne siempre en España. Los ávidos lectores del diario El País, los trabajadores más prósperos y más formados y los pequeños empresarios idealistas, quedan todos los días imbuídos por sensaciones contradictorias pero todas dirigidas, y su sentido del voto se tambalea. El partido político que representa a las clases dominates y a la ultraderecha española debería estar, realmente lo está aunque no lo diga, entusiasmado con el efecto que provoca en esa parte del electorado español el diario El País y en general todo el grupo PRISA, que en definitiva piensa que sus intereses económicos estarán en mejores manos con un gobierno de corte conservador.