jueves, 20 de agosto de 2009

MERCADO LABORAL ESPAÑOL, UN PROBLEMA CULTURAL


La Sociedad española es poseedora de factores diferenciales que nos condicionan a nivel político, familiar, en las relaciones humanas en general, en el trato con el diferente, y en el ámbito laboral. Una de las circunstancias que siempre han capturado mi atención es conversar con las personas que en a partir de la década de los 60 del siglo pasado emigraban y pasaron largas temporadas trabajando en la mayoría de los casos en Francia y Alemania. Ellos fueron testigos directos de la dureza de tener el estigma y la condición de emigrante, pero también fueron testigos y conocieron bien la cultura del trabajo en estos países.

Escuchando también a los que en la actualidad han trabajado o trabajan, por ejemplo, en los países nórdicos, puedes llegar a las mismas conclusiones.

En estos países el empresario tiene interiorizado los siguientes axiomas: "necesito tener una plantilla motivada y comprometida, para lo que necesito tener y manterner un clima laboral óptimo, con trabajadores justamente retribuídos, que ganen bien para que sean buenos consumidores y ayuden a que la cadena capitalista no se rompa. Para esto necesito buenos gestores de los recursos humanos, a los que tengo que pagar bien porque son verdaderos profesionales, no aficionados. Estos no tienen que conocer solo el derecho laboral, sino que tienen que saber tratar a los trabajadores, tener nociones de psicología y un gran carisma. Asimismo no me planteo en ningún momento incumplir con los trabajadores, ni en el plano individual ni en el colectivo, ninguna de sus condiciones de trabajo. Un empresario que falla una vez en ese sentido es un empresario que, aunque se le tenga miedo, se le pierde el respeto. Esto va a fomentar, junto con una amplia y buena política de márketing y de i+d+i, que mi empresa sea un engranaje perfecto, y socialmente contribuyo a la redistribución de la riqueza de la que yo, obviamente, me beneficio. Tengo que pagar religiosamente mis impuestos y contribuir con mi país. Necesitamos sostener el Estado del Bienestar, del que se benefician todos los ciudadanos sin excepción".

Pensemos en la clase empresarial española. El empresario español, salvo honrosas excepciones, piensa de la siguiente forma: "necesito tener una plantilla motivada y comprometida, pero solo porque tienen miedo al desempleo. Afortunadamente el despido en España es libre. No necesito pues un clima laboral óptimo, el terror que infunde en mis empleados el desempleo es suficiente para que trabajen al 110 %. Necesito un responsable de recursos humanos mínimamente formado, pero que no tenga mucho cirterio, salvo del mío. No necesito pagarle mucho porque de estos hay cientos, y cuando considere que ya no sirve a mis intereses puedo despedirlo por poco dinero, o le preparo una trampa y se va sin un euro. Necesito contener al máximo el gasto corriente y la inversión, para lo que hay que aguantar con los medios de producción que tenemos hasta que no se puedan reparar y realmente no sirvan. No necesito gurús que me vendan ideas nuevas, que me hablen de márketing, del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Lo que se ha hecho siempre es lo que sirve. Con mucho cuidado tenemos que ponernos en manos de los ingenieros financieros, y que estos consigan que pague menos impuestos que uno de mis empleados. No me interesa el Estado del Bienestar. Mi familia y la mayoría de los de mi condición tenemos el futuro asegurado con planes de pensiones, plaza en residencias geriátricas si fuera necesario y seguros médicos privados.

¿Se puede cambiar estas diferencias aún siendo conscientes de que muchos piensan que es el primer empresario el que debería cambiar? ¿Como hacer posible un cambio cultural en España de tanta magnitud? ¿Lo necesitamos? ¿Nos damos cuenta de que lo necesitamos?

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